Resumen:
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La sucesión de crisis en los últimos decenios explica el miedo al futuro. Cuando los motivos para inquietarse se acumulan, las declaraciones que pretenden ser tranquilizadoras y anuncian una salida próxima de la crisis pierden su credibilidad. El optimismo de fachada ya no convence, mejor valdría afrontar los desafíos reales y admitir que la transición ecológica y social no puede resultar de cambios al margen. Por tanto, conviene pensar esta transición, algo que supone en principio una crítica de los fundamentos del orden existente y de la manera en que la economía actual asfixia a las posibilidades democráticas. |