Resumen:
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Estudiar las prácticas de cuidado supone indagar los modos concretos de regulación de la vida cotidiana –dispositivos, normas, tiempos y espacios– y sus alternativas. Permite ampliar la multiplicidad de las formas de vida posibles y su inteligibilidad. Al cuidar y cuidarnos es posible reproducir la “normalidad” –androcéntrica, heteronormativa y patriarcal– o resquebrajarla en disidencias. Proponer modos alternativos de organizar socialmente los cuidados implica cuestionar la relación entre el Estado y la sociedad, lo público y lo privado y los esquemas de provisión de bienestar. Asimismo, requiere de un estudio profundo de los mecanismos de construcción de las posiciones de subalternidad de quienes se encargan de aquellas tareas |