Resumen:
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Todos los humanos aspiramos a una vida amable, digna, que nos asegure solución a necesidades básicas y a realizaciones económicas, intelectuales, sociales, artísticas, religiosas. “Felicidad” es la palabra que, en el lenguaje corriente, generaliza estas aspiraciones. El derecho a la felicidad está en riesgo, estamos obligados a recurrir a nuestra fuerza espiritual e intelectual para seguir sembrando solidaridad, compasión, ayuda mutua, ya que son herramientas efectivas para levantar la esperanza y el compromiso en las soluciones colectivas. Para “seguir sembrando” es preciso incluir en el proceso educativo de niños y jóvenes lecciones sobre la historia, la doctrina y los valores que fundamentan la esencia de las organizaciones solidarias como: mutuales, cooperativas, fondos de empleados, asociaciones, colectivos, etc... |